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Carta A Un Amigo



Amigo..., gracias por escribirme. Comprendo lo que quieres decir con esto de que no has “ido a la Iglesia”, pero te recuerdo que solo es un local de reunión, no “la Iglesia”, porque la iglesia se compone de personas redimidas por la sangre de Cristo, es un organismo vivo, una familia, una comunidad, no un edificio. Todos los que verdaderamente han nacido de nuevo forman parte de la iglesia. En el Nuevo Testamento la iglesia ocupa un lugar central y los creyentes perseveraban en ella. ¿Y qué hacen? Hechos 2:41-42 dice: "Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones". Te ruego que observes conmigo lo siguiente:

· Recibieron su palabra, la palabra apostólica del evangelio que les fue predicada.

· Fueron bautizados. No después de largo tiempo de espera, sino en aquellos días.

· Se añadieron. ¿Qué es eso de añadirse? ¿A qué se añadieron, y cómo? Se añadieron a la iglesia, la comunidad y congregación de creyentes. Creyeron el evangelio para ser salvos, y se bautizaron en obediencia al Señor para identificarse con los Suyos. Pero luego no se quedaron “sueltos” o aislados, sino que “se añadieron” a la iglesia. Había un compromiso personal bien definido en todos estos tres mil nuevos creyentes, y se manifestó en seguida, podemos decir, como señal de vida.

· Perseveraban todos estos nuevos creyentes, juntos, en ciertas cosas. Perseverar es, dedicarse y continuar en algo, ser devoto, tomar compromiso y participar regularmente. ¿Continuar en qué? En estas cuatro cosas que hicieron juntos:

1. La doctrina de los apóstoles. Enseñanza e instrucción en las Escrituras y cómo aplicarlas en la vida. 2. La comunión unos con otros. Participación y colaboración con los demás de la congregación. 3. El partimiento del pan. La Cena del Señor, celebrada semanalmente por los creyentes en comunión. 4. Las oraciones. Una reunión para orar, dar gracias e interceder.

Recuerda, amigo, eran tres mil nuevos creyentes, no uno o dos. No esperaban años, sino comenzaron en seguida. Y la situación era una de resistencia y persecución, es decir, un ambiente contrario. PERO esto es lo que hacen los que realmente han creído en el Señor para ser salvos y para seguirle como su Señor y Salvador. Se bautizan. Se añaden a la iglesia. Perseveran en estas cosas nombradas – la enseñanza, la comunión, el partimiento del pan y las oraciones. No a solas, sino comunitariamente, en la congregación de los creyentes, la asamblea, la iglesia. Ahora bien, dices que has creído en el Señor, que has recibido la palabra del evangelio. Bien, espero de veras que sea así. Pero debo preguntarte, porque la Palabra de Dios me da el patrón que debo seguir: ¿Qué pasa con las demás cosas que les marca a los creyentes en Hechos 2:41-42? ¿O eres un nuevo tipo de creyente que "cree" solo intelectualmente, pero no sigue al Señor? No lo digo para ofenderte, sino con el sincero deseo de ayudarte a considerar tu situación a la luz de la Palabra de Dios. Si perteneces al Señor, amigo, le tienes que seguir, y le quieres seguir porque le amas, y si no le amas, no eres Suyo. Así de claro, sin medias tintas. Si no te bautizas como Cristo manda, no le obedeces ni te identificas con los Suyos. Si no te congregas para recibir la doctrina apostólica, no creces, y además puedes caer en errores. Dios manda a los pastores y maestros a predicar Su Palabra, pero a quiénes la predican si nadie se congrega? Ausentarte hace ver que no te interesa aprender de la Palabra del Señor, quizás porque realmente no la amas tanto como dices. Si no te congregas para tener comunión con otros creyentes, no te fortaleces, y parece que no amas a los hermanos. 1 Juan 3:14 dice: “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos”. Si no te congregas para partir el pan en memoria del Señor, no le adoras como Él manda, y parece que no le amas. El dijo: “el que me ama, mi palabra guardará...el que no me ama, no guarda mis palabras” (Jn. 14:23-24). Si no te congregas para orar, no tienes la ayuda que podrías del Señor, y parece que no te importa clamar al Señor como aquellos creyentes siempre hacían.

Si dices que no te congregas porque los demás tienen defectos, considera que si fuera ésta una razón válida no habría ninguna iglesia, no se congregaría nadie porque todos los tenemos. Si no te congregas, no solo desobedeces al Señor (He. 10:25), sino pierdes la oportunidad de crecer y de ayudar a otros a crecer. Dañas el cuerpo y desagradas al Señor.

Tampoco vale decir: "puedo estar con Dios en cualquier lugar", porque Dios manda a Su pueblo a reunirse en el lugar que Él escoge para poner Su Nombre. Cristo se reúne con los que se congregan en Su Nombre. ¿Estás entre ellos? Así que, pregunto de corazón: ¿Quieres seguirle a Cristo o no? "Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia" (Mateo 6:33) es lo que manda el Señor; no yo, ni nosotros, sino el Señor Jesucristo. Tendrás que contestar Su pregunta: “¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Lc. 6:46). Jesucristo dijo a los que profesaron creer en Él: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos” (Jn. 8:31).

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