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¿Practicas la Abstinencia?

Robert Gessner (1930-2014)

En siglos pasados, los cristianos frecuentemente practicaban la abstinencia. Muchas veces ha sido una forma del legalismo y la auto justicia. Ciertamente el abstenerse de ciertos alimentos en determinados días era un acto religioso carente de apoyo en la Palabra de Dios. Pero en nuestra reacción a esta forma del legalismo hemos ido lejos en sentido opuesto. Ahora no enseñamos que se deba abstener de nada. Sin embargo, la Palabra de Dios claramente enseña acerca de tres áreas en que el creyente debe practicar la abstinencia. 1. Abstenerse de la inmoralidad sexual. “Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación, que os apartéis de fornicación” (1 Ts. 4:3). La Biblia Ampliada (una paráfrasis en inglés: Amplified Bible) dice: “que os abstengáis y alejéis de todo vicio sexual”. Sin lugar a dudas esto nos dice que el cristiano no debe involucrarse ni participar en nada asociado con la mala conducta sexual. La abstinencia debe practicarse en esta área respecto a la televisión, las revistas, las películas y el Internet. “La inmoralidad era tan común entre los inconversos que aun los cristianos solían considerarla con cierta medida de indiferencia, o aun con complacencia. Es la voluntad de Dios que los creyentes anden en pureza; que consideren su cuerpo como dedicado a Dios. Siempre hay la tentación de bajar o relajar la norma cristiana respecto a cosas que son inmorales e inmundos. Necesitamos recordar constantemente la importancia de vivir una vida pura” (H. A. Ironside). 2. Abstenerse de los deseos carnales. “Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma” (1 P. 2:11). La Biblia Ampliada dice: “que os abstengáis de los impulsos sensuales – los deseos malos, las pasiones de la carne (nuestra naturaleza baja) que guerrean contra el alma”. Estamos en una guerra cada vez más intensa y necesitamos despertarnos a las realidades de este combate. “La concupiscencia es el deseo inordenado, el deseo de demasiado de algo bueno, o el deseo de cualquier cosa mala. Los deseos carnales son los que buscan su gratificación en avenidas de la naturaleza física que Dios nos ha dado. Si cedes a ellos; si amas cualquier cosa fuera del círculo de la voluntad de Dios; si sigues tus propios instintos salvajes, sin respetar las demandas de la conciencia; si consientes cualquier faceta de tu naturaleza fuera del equilibrio, si permites el monopolio indebido de gustos o pensamientos en un sentido, entonces, ¡hay peligro! Puede que no todos reconozcamos cuán destructivos son estos deseos carnales a la vida interior. La atacan, la conquistan, y la llevan en cautiverio, apagando sus energías, manchando su pureza, bajando su tono y cortando los cabellos de su fuerza moral” (F. B. Meyer). 3. Abstenerse de toda manifestación del mal. “Absteneos de toda especie del mal” (1 Ts. 5:22). La Biblia Ampliada dice: “Absteneos del mal – retiraos de él y manteneos lejos – en cualquier forma o género en que se presenta”. Hoy en día nos hemos vuelto descuidados e incautos en nuestro concepto general del mal. Si fuéramos más serios en este respecto, habría muchos cambios en nuestro estilo de vida. Hace cuatro siglos que Matthew Henry dijo: “El que no es tímido ante las manifestaciones del mal, que no rehuye de las ocasiones de pecar, que no evita las tentaciones y el acercamiento del pecado, no se abstendrá mucho tiempo de la comisión del pecado”. “El lema del mundo es: ‘De dos males, escoge el menor’, pero Dios no habla así. Si hay pecado en algo, no tengas nada que ver con él, ya sea tu conducta personal, social o eclesial. Absténte de la mera apariencia del mal. No intentes demostrar cuán cerca puedes andar sin contaminarte. Huye completamente de él” (William Lincoln). traducido de Milk & Honey (“Leche y Miel”), marzo, 2007

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