Sé Sabio, Evita La Política, Predica El Evangelio
Dios busca y la iglesia hoy necesita a nobles creyentes que estén dispuestos a parar en los caminos, mirar, preguntar por el buen camino, y andar en él. Éstos no querrán hacer nada simplemente porque los demás lo hacen, ni porque siempre se ha hecho, ni siquiera porque les parece lógico o buena idea. Es patética la excusa que dice que si la Biblia no prohibe expresamente algo, entonces podemos hacerlo. A los tales les preguntamos si sólo así conocen la Palabra de Dios y los caminos de Dios? No así los creyentes noble. Su único afán es saber qué dice la Escritura, no sólo la letra sino el espíritu de la Escritura, y los preceptos divinos que pueden gobernar nuestras vidas para bien. Desean saber qué quiere Dios que hagamos, y qué es lo que le agrada.
Al parecer, la historia sagrada nos enseña que éstos no forman la mayoría. Fue así en los tiempos de Jeremías, que la mayoría de los que se llamaron “pueblo de Dios” hicieron al profeta lamentar, porque a sus exhortaciones a que parasen en los caminos, mirasen, preguntasen por el buen camino y anduviesen en él, ellos contestaron secamente: “No andaremos”. Si eres de los que les gusta creer en la política como la esperanza de la raza humana, o un medio por el cual un creyente puedo hacer mucho bien, te equovicas, y te imploro a parar en el camino y reflexionar antes de seguir el camino de tu parecer. Simplemente porque puedes hacer algo, no significa que debes. El historiador sagrado nos advierte con el ejemplo triste del rey Uzías que comenzó bien pero terminó mal. “Porque fue ayudado maravillosamente, hasta hacerse poderoso. Mas cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina” (2 Cr. 26:15-16). Anduvo bien hasta que se enamoró de la idea de hacer algo que no le pertenecía. Como él, muchos han errado y salido del buen camino siguiente su lógica y usando su poder, tal vez creyendo que hacían bien. Otros se apartaron simplemente “amando este mundo” (2 Ti. 4:10). No seamos como aquellos de Israel que hicieron lamentar al profeta Jeremías. Que ninguno de nosotros abandone el servicio a Dios y Su pueblo para venir a ser siervo de un sistema tan corrupto y mundano como la política. Si un creyente entra en un casino no por eso lo santifica. Y si entra en la política, tampoco.
La política, el gobierno y las obras sociales -- esas cosas son para los del mundo. La iglesia es para el creyente, y su mensaje es únicamente la Palabra de Dios. Hermanos, Dios nos ha dado abundante trabajo con la predicación del evangelio y la obra de hacer discípulos. No se ha terminado todavía. “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal; porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos” (Proverbios 3:5-8).