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OLVÍDATE DEL ARGUMENTO CULTURAL


El libro de 1 Corintios es atacado a menudo por los liberales porque en estos tiempos es muy impopular y está mal visto que las mujeres creyentes tengan que llevar un velo (c. 11), cabello largo, o guardar silencio en las reuniones (c. 14). El feminismo ha penetrado y llegado a casi todo rincón de la sociedad, y ahora, en lugar de ser fiel a las Escrituras y defenderlas, muchos llamados cristianos y sus líderes y maestros dicen que esas cosas eran culturales y ya no son vigentes en "tiempos modernos". Se oye decir que debido a cosas culturales como las prostitutas de templos paganos en Corinto, Pablo dio esas instrucciones "puntuales" para ellos. Dicen que porque no vivimos en aquel entonces, ni en Corinto, podemos descartar esas instrucciones como "cosas culturales" que hoy no se aplican.

Pero, ¿dónde en la epístola a los Corintios dice que era sólo para ellos? No lo dice en ningún lugar. Antes al contrario, mirando al texto bíblico notamos lo siguiente:


1:2 “llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro”. 4:17 “...él os recordará mis caminos, los caminos en Cristo, tal como enseño en todas partes, en cada iglesia”. 7:17 “...esto ordeno en todas las iglesias”.


11:10 “Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles”

11:16 “nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios”. 14:33-34 “como en todas las iglesias de los santos, vuestras mujeres callen en las congregaciones". 14:37 “Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor”. 16:7 “haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia”.


No contiene instrucciones culturales, sino doctrina apostólica y "los mandamientos del Señor".

Por eso no debe haber mujeres con la cabeza descubierta en las congregaciones, ni congregación/reunión alguna donde hablen, oren en voz alta, lean en voz alta, pidan himnos, enseñen o prediquen mujeres, pues es el Señor que manda que se callen, y que aprendan en silencio con toda sujeción (1 Ti. 2:11).

La obediencia a estos claros mandatos del Señor y el apóstol inspirado eliminaría toda reunión, conferencia, estudio y retiro de hermanas, pues no tienen la aprobación del Señor, y es SU Iglesia, y nuestras vidas son SUYAS, no nuestras (1 Co. 6:19-20).

Algunas persisten en invocar Tito 2:4 como si diera permiso para lo que en otros textos está claramente prohibido. Hacen hincapie en la frase, "maestras del bien, que enseñen a las mujeres jóvenes..." Pero malentienden, malinterpretan o tuercen el texto para sacar sus conclusiones predeterminadas. "Maestras del bien" (v. 3) es una sola palabra en griego: "kalodidaskalos", que sigifica "enseñando lo bueno" o "maestras de lo bueno" o "...de buenas cosas". Si siguimos mirando al contexto cercano, los versículos 4 y 5 apuntan específicamente qué cosas deben enseñar, y no tienen nada que ver con "clases bíblicas", "reuniones" o "conferencias", sino con lo que una mujer anciana puede y debe enseñar a una mujer más joven, a nivel personal e íntima, acerca de su carácter y conducta en su hogar. Para eso no hace falta ningún púlpito o local de reunión. Además, observa que no son mujeres jóvenes, recién casadas, o con familias jóvenes, sino sólo "ancianas" las que deben enseñar, esas cosas prácticas y personales, eso es, mujeres viejas con la experiencia y sabiduría de los años de matrimonio y familia. Es su ministerio personal, "de tu a tu", "vis a vis", y no es nada que necesite organizar una reunión ni juntar un grupo.

PERO el feminismo se extiende, infiltra y penetra de modo es casi inevitable en nuestros tiempos. Algunas hermanas han contagiadas sin que se den cuenta. Es como un virus que infecte la mente y la actitud de una mujer, de modo que no está contenta si no está haciendo lo mismo que los hombres. Y tristemente, los hombres, buscando el favor de las mujeres, o por pereza, cobardía o ignorancia, les conceden que desarrollen ministerios y hagan cosas que no están dentro del marco bíblico. Procuran la "libertad de la mujer" pero contribuyen a su esclavitud y conformidad a la sabiduría del mundo.

El ministerio de la mujer creyente es imporante, pero DIFERENTE. Por eso ella debe renunciar la sabiduría y la influencia del mundo, como Romanos 12:1-2 pide, y hacer de su persona un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, y no conformarse al mundo. Esto significa que no deje al mundo meterla en su molde, que rechace todo argumento cultural y toda faceta y meta del feminismo, y contenta acepte los trabajos y responsabilidades que Dios le otorga en Su Palabra. "No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mt. 4:4).


Carlos Knott


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